martes, 29 de septiembre de 2009

Museo Marítimo de Ushuaia y Cárcel del fin del mundo


Frente al Canal de Beagle y dentro del predio de la Armada Argentina, la centenaria construcción fue sede del Presidio de Reincidentes. Por esta razón, el Congreso lo declaró en 1997 Monumento Histórico Nacional, porque es el vivo testigo de los orígenes de Ushuaia. Esta abierto de 10 a 20 hs. Las visitas guiadas (desde el 16/10 al 30/4) son a las 11:30, 16:30 y 18:15.

El paseo ingresa por las primeras salas que están dedicadas al pasado naval de Tierra del Fuego que, como todas las islas australes, ha crecido y se ha desarrollado en torno al mar, su única vía de comunicación con el continente hasta 1948.

Las exploraciones de estos confines se remontan al descubrimiento del continente americano por los españoles. Ya por el año 1520 Hernando de Magallanes surcaba estos mares a bordo de una carraca, embarcación de origen portugués que precedió a las carabelas. Precisamente con la réplica de este barco, la carraca Trinidad, se iniciaba el recorrido por las distintas maquetas que, en escala de 1:100, desandan toda la genealogía marítima de más de 5 siglos.

Fue Magallanes quien denominó estos parajes “Tierra de los Fuegos” y quien primero navegó el estrecho que une los dos océanos, si bien el paso ya aparecía en el globo terráqueo de Johan Schöner (1515) y en la carta de “Lopo Homen” (1519). A partir de ese momento, por más de 1 siglo, varios navegantes temerarios se atrevieron a cruzar el estrecho y completar la vuelta al mundo, entre ellos los famosos piratas ingleses Francis Drake, Thomas Cavendish y Oliver van Noort.

El paseo continua con las distintas proezas marinas de españoles, franceses, ingleses que buscaban nuevas rutas a bordo de urcas de factura holandesa como el Endracht comandado por Schouten y Le Maire, o las carabelas de los hermanos Nodal, que circunavegaron la isla fueguina.

Alli se pueden observar las replicas de el Beagle de Fitz Roy; el bergantín Espora del navegante argentino Luis Piedra Buena, que con los restos de su naufragio construyó el cúter Luisito; los veleros de Gardiner utilizados por los misioneros anglicanos, el famoso Fram que llevó a Amundsen hasta el polo Sur.

Allí mismo, se encuentran las reproducciones de las canoas usadas por los yámanas, comunidad indígena originaria que vivía del mar.

La cárcel es muy conveniente recorrerla con visita guiada. La historia comienza en la Isla de los Estados, primero a la zona del faro San Juan de Salvamento y luego a Puerto Cook, donde se asentó el presidio por el año 1896. Sin embargo, en 1902, la inclemencia de lugar y las precarias condiciones de vida obligaron a mudarlo a Ushuaia. Así, con las casillas de madera y chapa traídas de la isla se instalaron en Puerto Golondrina, un grupo de 40 presos voluntarios, entre hombres y mujeres, algunos enfermos de tuberculosis. En el mismo año, los penados empezaron a construir el edificio con estructura de semipanóptico, dividido en 5 pabellones y con 380 celdas unipersonales en total que llegaron a alojar 600 convictos.

Cuando ingresaban al presidio, que para 1911 se unificó con la cárcel de reincidentes, los condenados más peligrosos del país perdían su nombre por un número. Algunos eran más famosos: el múltiple homicida Mateo Vans al que llamaban “el místico”, Cayetano Santos Godino tristemente conocido como “el petiso orejudo” y el anarquista Radowitsky. Después empezaron a llegar los confinados políticos como el escritor Ricardo Rojas y los mentores de la revolución del 55.
Puertas adentro, además de una severa disciplina el régimen imponía la enseñanza primaria y el trabajo retribuido a través de 30 sectores laborales, algunos fuera del edificio. Entre ellos, la explotación forestal que se realizaba en los bosques al que llegaban en el tren desde el centro de la ciudad. A través de los talleres, los presos cubrieron todas las necesidades de la incipiente ciudad. Construyeron las calles, los puentes y edificio públicos y en el presidio funcionó la primera imprenta, el teléfono, la electricidad, entre otros servicios esenciales.

Finalmente, desde el pabellón 4 se accede al hall central y se ingresa al pabellón 1 o histórico. En este espacio, hoy utilizado para conferencias y eventos culturales, convergen también el pabellón 2, donde se encuentra la biblioteca y la galería de arte, como también la panadería y el resto de las áreas.

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